Esta es la segunda parte de un blog sobre el abuso emocional y la negligencia en los niños. ¡Haz clic aquí para leer la Primera Parte!
En el blog anterior se trataron ejemplos de distintos tipos de abuso y negligencia y se abordó brevemente el daño que pueden producir esos traumas. Una pregunta obvia que podría hacerse el lector es: «¿Cómo sabemos que estos acontecimientos causan daños?». Los investigadores psicológicos y médicos llevan más de 30 años estudiando diversos acontecimientos que pueden ocurrir a lo largo de la vida. Han descubierto que experimentar el trauma del abuso y la negligencia produce cambios reales en la forma en que se desarrolla el cerebro; cuanto mayor es el trauma, mayores son las diferencias cerebrales. Afortunadamente, también descubrieron que estos cambios pueden modificarse cambiando la calidad de las interacciones entre estos bebés y niños pequeños y sus cuidadores. Cuanto antes se intervenga, mayor será la modificación del cerebro hacia vías de funcionamiento más típicas.
El estrés producido por el trauma del abuso y la negligencia cambia el cerebro al aumentar las conexiones con las áreas del cerebro que reaccionan ante las emociones negativas, como el miedo o la ira, estimulando acciones de retraimiento o «congelación». Las áreas del cerebro que permiten al individuo hacer planes, aprender a resolver problemas y comprender gradualmente los resultados de distintas acciones (se denominan funciones ejecutivas) están subdesarrolladas a causa del trauma. Las intervenciones enseñan a los cuidadores formas de proporcionar caricias cariñosas, de nutrir, de reconocer cómo los bebés señalan sus necesidades, de utilizar sus voces como dispositivos tranquilizadores, de mantener la comunicación visual y verbal y las conversaciones que crean nuevas vías en el cerebro para reforzar las áreas responsables de las emociones positivas y las funciones ejecutivas. Se ayuda a los cuidadores a reconocer sus propios traumas, se les dan herramientas para afrontar el trauma y el estrés que produce, y se les proporcionan conocimientos sobre la crianza y el desarrollo infantil. El objetivo es detener cualquier tipo de maltrato y negligencia que se produzca, reconociendo las señales y proporcionando a los cuidadores las herramientas para cambiar los comportamientos lo antes posible. Estas herramientas también están dirigidas a ayudar a los cuidadores a desarrollar resiliencia para que puedan seguir interactuando con sus hijos de forma más eficaz y coherente.
Los investigadores también han aprendido que las comunidades en las que los residentes mantienen entre sí relaciones estrechas, amistosas y de ayuda tienen niveles más bajos de maltrato y abandono infantil, aunque tengan niveles de ingresos más bajos. Los residentes de estas zonas expresan sentimientos de estar conectados en lugar de sentirse aislados y normalmente pueden identificar a unos cuantos vecinos a los que sienten que podrían pedir ayuda en caso de emergencia. El vecindario es también un medio para compartir información sobre acontecimientos locales. Los residentes de estas comunidades se cuidan unos a otros estando al tanto de las idas y venidas del vecindario, observando quién puede haber estado enfermo o sufrido un accidente. Comunidades como éstas proporcionan a los residentes un sentimiento de apoyo que tiende a aumentar la sensación de bienestar y puede contribuir al desarrollo de la resiliencia.
Muchas comunidades de este tipo existían antes de los cierres pandémicos y ahora el trabajo consiste en ayudar a construirlas de nuevo. Family Futures es una de las organizaciones locales que ayudan a apoyar este desarrollo ofreciendo Cafés de Padres y celebrando sesiones de formación para ayudar a desarrollar más líderes de grupo. Family Futures también ofrece programas a familias con niños pequeños que proporcionan información sobre el desarrollo infantil, la crianza de los hijos, actividades de enriquecimiento del aprendizaje, derivaciones a recursos y orientación individual de «navegadores» o entrenadores personales. Nuestro objetivo es ayudar a los residentes del condado de Kent a convertirse en una comunidad que se apoye mutuamente en nuestros esfuerzos por prevenir el maltrato y el abandono infantil.
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